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Casi ha transcurrido una semana sin que haya salido trabajo en el estudio. Ayer me presenté a dejar una pila, entré, caminé un par de pasos y todo me pareció tan ajeno, tan excluyente. No pude sentarme en el sillón o salir al balcón, permanecí de pié junto a la columna blanca. El estudio me ha dado, prácticamente, todo lo que hoy tengo. Le estoy infinitamente agradecido empero también me ha creado un sin fin de confusiones. A veces pienso que ser fotógrafo de moda es lo mejor, otras tantas de retrato, algunas ocasiones creo que haciendo books me puede ir bien. Pero sé que lo mío es traer cámara en mano y caminar, a diferencia de Jesús y Rock, no me resulta tan fácil crear fotos, pensar en algún concepto y llevarlo acabo. Hay gente que hace fotografías, y otros quienes tomamos fotografías. Para mí las fotos ya están, el mundo tiene tantas cosas por capturar, tantos momentos, personas y situaciones por documentar. Volver al estudio después de varios días fue muy revelador, fue triste, fue nostálgico, bueno y diferente. Aún no me apartaré pues me queda camino por recorrer, pero creo que comienza a ser tiempo de cambiar los engranes y girar hacia otro lado. El estudio ha sido mi casa, mi techo, ha sido mi escuela, mi juguetería y todo lo que hoy soy profesionalmente se lo debo a mis amigos (Jesús y Rock) y al estudio. Gracias.
Eduardo Islas
viernes, 30 de octubre de 2009
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