lunes, 12 de octubre de 2009

Ngubi





El Amanecer de la Mujer Dormida



"Me acordé de que en un lugar del Sáhara vivía un escarabajo pequeño que los tuaregs llamaban ngubi. Cuando el calor aprieta, el ngubi, atormentado por la sed, quieres beber a toda costa. Por desgracia, no hay agua en ninguna parte; alrededor sólo aparece arena ardiendo. Así que, para poder beber, el escarabajo elige un montículo -puede ser la pendiente de un pliegue de arena- y, trabajosamente, empieza a encaramarse a la cumbre. Es un esfuerzo tremendo, un auténtico trabajo de Sísifo, pues la arena, tórrida y movediza, no para de escapársele de debajo de sus patitas, con lo que vuelve a mandarlo abajo, al comienzo de su tormentoso camino de galeote. Por eso, no pasa mucho tiempo antes de que el escarabajo empiece a sudar. En la punta de su abdomen aparece, y se hincha, una gruesa gota de sudor. Entonces el ngubi interrumpe la escalada, se encoge y sumerge su hociquito en aquella gota.

Bebe."

Ébano, Ryszard Kapuscinski

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