.
Día tras día llegan temprano a formarse, los más feroz al frente pero no caer en el error de menospreciar a los del final, pues si un camión escolar pasa al lado y por descuido o travesura algún niño se le ocurriera sacar un brazo seguramente terminaría sufriendo la perdida de algún dedo o en el peor de los casos, la mano completa.
Dominan el territorio desde lo alto. Vigilantes silenciosos, tan grandes, tan feroces, tan llenos de color y de energía, provoca pánico y asombro. Los dinosaurios de mi colonia parecen jamás extinguirse, son los mismos siempre. Si tuviera que alejarme de mi hogar por largo tiempo puedo estar seguro que ellos seguirán mostrando las lustrosas garras y los brillantes colmillos cada mañana. Siempre hambrientos, siempre dispuestos me recibirían con una macabra sonrisa.
jueves, 15 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario